Una impactante fotografía original firmada del multipremiado fotoperiodista Santi Palacios (Madrid, 1985) ha formado parte del premio de la VI edición IMPULSA CULTURA. El arte está en el ADN de la Fundació, y si el año pasado los finalistas se llevaron una litografía de Paula Bonet, este 2021 la disciplina elegida ha sido una de las grandes olvidadas.
¿Qué le parece que una de sus fotografías se convierta en un premio para distinguir a un proyecto cultural?
Siempre es un placer ver fotografías impresas en papel, y me encanta que una fotografía sirva para apoyar un premio que distingue a un proyecto cultural.
¿Es la primera vez que le sucede?
Es la primera vez que una copia impresa de una de mis fotografías se entrega como parte de un premio, sí.
¿Recuerda el momento exacto de cuándo tomó esta fotografía?
Lo recuerdo muy bien, fue durante el amanecer del 28 de mayo de 2014.
Llevaba meses trabajando en la valla fronteriza que separa Marruecos de Melilla. Aquella madrugada, poco antes del amanecer, cerca de mil jóvenes procedentes de distintos países africanos trataron de saltar la valla desde Marruecos para entrar en territorio europeo. Más de 400 consiguieron entrar y permanecer en Melilla, mientras que el resto fueron bloqueados por la policía marroquí o devueltos en caliente a Marruecos por agentes de la Guardia Civil.
Cuando todavía era de noche la situación era caótica, en el perímetro fronterizo se escuchaban golpes y los gritos de dolor de muchos de estos jóvenes. Al amanecer, solo quedaban en la valla aquellos que no habían logrado descender a tiempo; como el chico que aparece en la imagen, que tras varias horas sentado sobre una cámara de seguridad española, dentro de territorio español, fue devuelto en caliente a Marruecos.
Con la fotografía hace un periodismo que difícilmente lograría con otro lenguaje.
Soy fotoperiodista, es decir, un periodista que hace periodismo utilizando la fotografía como herramienta principal, siempre para hacer periodismo. La fotografía es tal vez la unidad más sencilla de comunicación, una imagen fija, un lenguaje universal, que cualquiera puede comprender en apenas un vistazo. También tiene sus carencias respecto al texto, audio y vídeo, pero el poder evocador de la fotografía es insuperable. A la hora de transmitir información, la forma de trabajar va directamente vinculada al lenguaje con el que trabajamos.
Ningún lenguaje supera a la fotografía a la hora de evocar emociones o ideas, con tan solo echar un vistazo que puede durar una fracción de segundo.
¿Qué resaltaría de sus fotografías?
Qué difícil de responder. Trato de capturar las emociones que se respiran en las escenas que fotografía, otra cosa es que lo consiga…
¿Hasta qué punto ser sociólogo de formación afecta en sus fotografías y en su manera de implicarse en los dramas que retrata?
No sé si afecta a las fotografías en sí pero sí soy consciente que siempre ha influido mucho a la hora de elegir los temas que me interesa trabajar, en la forma de comprender los conflictos sobre los que trabajo y en el análisis que hago sobre el trabajo producido.
¿Cómo logra que la gente permita que le fotografíe en situaciones tan límite y desesperantes?
Trabajando sobre el terreno existe un lenguaje no verbal que se aprende a leer para saber cuándo fotografiar y cuándo no hacerlo. Dicho esto, cada situación es un mundo y habría que estudiar una por una.